Lunes 5 de Mayo de 2025

01/03/2025

El origen del carnaval: de una fiesta pagana de excesos a la celebración religiosa y los actuales desfiles de murgas y comparsas

Fuente: telam

La fecha de la festividad depende directamente de la Pascua, ya que la Cuaresma comienza 40 días antes de esa celebración. Casi no se celebra en los países de tradición protestante

>El carnaval es una de las celebraciones más vibrantes y coloridas del mundo, una fiesta que mezcla tradiciones ancestrales con influencias religiosas y culturales. Aunque en la actualidad se asocia con desfiles, disfraces y música, sus raíces son mucho más profundas, vinculadas estrechamente con el calendario litúrgico católico y los ritos paganos precristianos. Sin embargo, su ausencia en los países protestantes plantea preguntas sobre la relación entre esta festividad y la religión. ¿Es el carnaval realmente una fiesta religiosa o simplemente un evento cultural? Para responder las preguntas, exploraremos su historia, su conexión con el catolicismo y las razones por las cuales no se celebra en comunidades protestantes.

El término “carnaval” proviene del latín carne vale, que significa “adiós a la carne”, en alusión a la abstinencia de carne durante la Cuaresma. Esta festividad se convirtió en una oportunidad para disfrutar de banquetes, música y excesos antes de entrar en el período de reflexión y sacrificio.

Aunque el carnaval tiene elementos seculares y profanos, su estructura está profundamente ligada al cristianismo, específicamente al catolicismo. La fecha del carnaval depende directamente de la Pascua, ya que la Cuaresma comienza 40 días antes de esa celebración. Además, muchas prácticas y tradiciones carnavalescas tienen significados simbólicos que se relacionan con la religión. Los disfraces y las máscaras, por ejemplo, se interpretan como una forma de anonimato que permite la liberación de las restricciones sociales, pero también pueden simbolizar la dualidad del ser humano entre el pecado y la virtud.

Sin embargo, con el tiempo, el carnaval ha perdido gran parte de su carácter religioso en muchas partes del mundo, convirtiéndose en una festividad principalmente cultural. Ciudades como Río de Janeiro, en Brasil, Venecia, en Italia y Nueva Orleans, en Estados Unidos, han transformado el carnaval en eventos turísticos y espectáculos de gran escala.

Además, algunas máscaras tradicionales venecianas, como la “Bauta” o la “Moretta”, tienen una apariencia algo macabra, lo que refuerza esa conexión simbólica con la muerte. En algunas ediciones del Carnaval de Venecia, los temas religiosos y las representaciones de la muerte son explícitos. En medio de la festividad, los venecianos no solo disfrutan de la liberación que otorgan las máscaras, sino que también pueden sumergirse en momentos de reflexión profunda. Aunque no es una característica central, hay celebraciones que recuerdan la muerte y la resurrección, como parte de la conexión entre el carnaval y la Cuaresma, que en sí misma tiene una fuerte carga de reflexión sobre la mortalidad humana.

Una de las características más llamativas del carnaval es su ausencia casi total en los países de tradición protestante, como el Reino Unido, los países escandinavos y gran parte de los Estados Unidos. Solo en Nueva Orleans se celebra el carnaval, pero porque fue una colonia francesa y es mayoritariamente católica. Esa diferencia se debe a las distintas perspectivas teológicas y culturales entre el catolicismo y el protestantismo. Durante la Reforma Protestante del siglo XVI, los reformadores, como Martín Lutero y Juan Calvino, criticaron muchas de las prácticas de la Iglesia católica que consideraban excesivas o supersticiosas. Esto incluía las celebraciones festivas asociadas con el calendario litúrgico, como el carnaval.

Sin embargo, en algunas comunidades más tradicionales, el carnaval conserva elementos religiosos. Por ejemplo, en España, las celebraciones de carnaval a menudo incluyen procesiones y rituales que combinan lo festivo con lo devocional. En América Latina, donde se celebran con gran entusiasmo y una mezcla de tradiciones indígenas, africanas y europeas. Argentina y Uruguay, países del Río de la Plata, tienen celebraciones de carnaval muy particulares, aunque comparten algunas características comunes.

En Argentina, el carnaval tiene una fuerte influencia de las tradiciones europeas, pero también incluye elementos autóctonos y africanos debido a la diversidad cultural del país. Las celebraciones varían de una región a otra, pero las más destacadas tienen lugar en la región del litoral (especialmente en las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Misiones) y en las ciudades de Buenos Aires y Córdoba y en las provincias del norte.

En la ciudad de Buenos Aires el carnaval se vive de manera un poco diferente. Aunque no tiene el mismo nivel de intensidad que en las provincias del litoral, en Buenos Aires se realizan numerosas actividades, como el desfile de “murgas” en las calles, que son grupos de personas que bailan y cantan, realizando performances cómicas y de sátira política y social. Las “murgas” se pueden ver en casi todos los barrios en los que, en su avenida principal, por la noche se corta el tránsito y la gente disfruta de la fiesta.

La celebración del carnaval en Montevideo fue declarada “Patrimonio intangible de la humanidad” y aunque es parecida a la de Buenos Aires, es diferente. El carnaval de Uruguay es famoso por su duración (dura más de un mes, desde fines de enero hasta principios de marzo), y por sus desfiles, murgas y concursos de comparsas. La capital, Montevideo, es el epicentro del carnaval en Uruguay. Uno de los aspectos más característicos del carnaval uruguayo es la “Murga”, una combinación de teatro, música y humor que refleja las costumbres y los problemas sociales del país. Las murgas realizan desfiles por las calles y también participan en concursos en los teatros. La “murga” es un grupo musical que canta, baila y hace sátira política y social con un estilo muy característico, usando trajes coloridos y maquillajes elaborados.

El carnaval es una fiesta multifacética que ha evolucionado a lo largo de los siglos, desde sus raíces paganas hasta su conexión con el catolicismo y su adaptación en el mundo moderno. Aunque su carácter religioso ha disminuido en muchas regiones, su estructura y su simbolismo siguen estando ligados al calendario litúrgico católico.

Fuente: telam

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