Domingo 18 de Mayo de 2025

23/02/2025

Los últimos avances contra el Parkinson: qué tratamientos se aplican y las estrategias para su manejo

Fuente: telam

La ciencia avanza en la búsqueda para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Un repaso por hallazgos recientes y el análisis de expertos a Infobae

>La La patología, que genera altos índices de discapacidad y frecuentemente conduce a la La ciencia viene ahondando en terapias y abordajes para el Parkinson. Aquí, un repaso por algunos hallazgos recientes y la visión de especialistas a Infobae.

Recientemente, equipo de investigadores de la Universidad de Wuhan, China, dirigido por Zhentao Zhang, ha identificado un metabolito del colesterol que estaría involucrado en el desarrollo de la enfermedad de Parkinson en ratones. El estudio, publicado en PLOS Biology, planteó que dicho metabolito está relacionado con la formación de cuerpos de Lewy y con la muerte de neuronas dopaminérgicas, dos características esenciales de esta enfermedad, según los investigadores. Ellos indicaron que bloquear su actividad o evitar su producción podría ser una estrategia eficaz para tratar la enfermedad.

Estos expertos postularon que la enfermedad de Parkinson se caracteriza por la formación de cuerpos de Lewy a partir de la proteína alfa-SiN, que se agrupa en fibras patológicas que se propagan por el cerebro, lo que finalmente provoca la muerte de las neuronas dopaminérgicas. En tanto, señalaron que el 24-OHC, un metabolito del colesterol presente en niveles elevados en el cerebro de personas con Parkinson y que aumenta con la edad, es responsable de la propagación de alfa-SiN patológica.

En experimentos posteriores, al añadir 24-OHC a neuronas cultivadas en placa, se observó que las sinucleínas alfa normales se transformaban en fibras patológicas. Al inyectar estas fibras en ratones, los científicos encontraron una mayor propagación de los cuerpos de Lewy, un mayor daño neuronal y un incremento de los déficits motores en comparación con las fibras sinucleínas alfa formadas sin la presencia de 24-OHC. Por lo tanto, los fármacos que impiden la conversión del colesterol en 24-OHC podrían representar un tratamiento prometedor para la enfermedad de Parkinson.

Los autores concluyeron: “Nuestros hallazgos indican que la colesterol 24-hidroxilasa CYP46A1 desempeña un papel fundamental en la progresión de la patología de la α-sinucleína en la enfermedad de Parkinson, lo que destaca su potencial como objetivo terapéutico para la enfermedad de Parkinson”.

En diálogo con Infobae, la doctora Paulina Rampoldi, neuróloga en la Clínica Universitaria Reina Fabiola y docente de la cátedra de neurología de la Universidad Católica de Córdoba, dijo que el Parkinson “es la principal causa del parkinsonismo, un síndrome clínico que se caracteriza por la bradicinesia, es decir, los movimientos lentos y de menor amplitud”. Esta disminución en la amplitud y velocidad de los movimientos, agregó, “puede ir acompañada de temblor, rigidez articular y, en algunos casos, alteraciones en los reflejos posturales”.

La especialista subrayó que “además de los síntomas motores, la patología presenta otros signos menos visibles, como alteraciones del sueño; problemas gastrointestinales, como la constipación; depresión y alteraciones en el olfato”, los cuales “suelen preceder a los síntomas motores y generalmente no son la razón principal por la que los pacientes consultan”.

“En cuanto al tratamiento —planteó Rampoldi— uno de los hitos más importantes en el avance de la enfermedad de Parkinson ha sido el desarrollo de técnicas quirúrgicas, tanto las técnicas lesionales, como la talamotomía, como la estimulación cerebral profunda. Hace algunos años, resultaba muy raro pensar que el Parkinson podía tener un tratamiento quirúrgico, pero hoy, si el candidato es elegido de manera correcta, los pacientes que se someten a cirugía pueden experimentar mejoras significativas en su calidad de vida”.

“El Parkinson es un trastorno complejo que surge de la interacción de múltiples factores genéticos, moleculares y ambientales”, explicó en diálogo con Infobae Germán Picciochi (MN 161114), médico especializado en psiquiatría, neuropsiquiatría y neurología cognitiva. “Por fortuna, los avances en terapias génicas, celulares, farmacológicas y tecnológicas están transformando el panorama del tratamiento. La investigación sigue avanzando a un ritmo acelerado, y hay razones para ser optimistas sobre el futuro de las personas que viven con esta enfermedad”, agregó.

Más allá de estas estrategias, hay otras líneas de investigación en desarrollo. “Se están explorando terapias génicas para introducir genes que puedan proteger las neuronas dopaminérgicas o mejorar la producción de dopamina. Por ejemplo, se han probado vectores virales para entregar genes específicos”, explicó el especialista.

“Se ha demostrado que las células madre pluripotentes inducidas pueden diferenciarse en neuronas dopaminérgicas y trasplantarse en el cerebro para reemplazar las células perdidas. Los ensayos clínicos están en marcha, con resultados preliminares alentadores”, sostuvo.

Esa manifestación temprana es clave para mejorar la calidad de vida de los pacientes. “Más de dos siglos después de su descripción original, no podemos encontrar una cura o prevención definitiva, pero podemos ampliar el espectro de síntomas no motores”, advirtió. “Algunos de estos síntomas, aunque no sean específicos de esta enfermedad, son una ventana crucial para entender la fase temprana de la misma. Su identificación y manejo adecuado pueden transformar el enfoque diagnóstico y terapéutico, permitiendo intervenciones más tempranas y efectivas”, planteó el médico.

Entre esos síntomas, mencionó trastornos del sueño, pérdida del olfato, estreñimiento, depresión, ansiedad, fatiga, disfunción cognitiva y alteraciones sensoperceptivas como alucinaciones y delirios. También pueden aparecer apatía, hipotensión, sudoración excesiva, disfunción sexual, dolor, trastornos del habla y la deglución, alteraciones visuales y pérdida de peso. “La trascendencia de estos síntomas tiene que ver con, además de la posibilidad de una sospecha diagnóstica temprana —incluso previa a la aparición de síntomas motores—, poder realizar un manejo integral de las personas afectadas y combatir completamente el impacto en su calidad de vida”, enfatizó Picciochi.

En 2024, tal como describió Infobae, se divulgó que un La terapia consiste en la administración continua de los fármacos a través de un dispositivo llamado “bomba VYAFUSER™”. Este dispositivo, a grandes rasgos, permite que el paciente reciba la medicación durante todo el día, extendiendo el período de control de los síntomas, conocido como tiempo ‘On’. Además, los resultados han mostrado mejoras sostenidas durante el tiempo ‘Off’ (cuando los síntomas reaparecen entre dosis), en el tiempo ‘On’ sin discinesia (movimientos involuntarios) y en la acinesia matutina (tiempo ‘Off’ al despertar).

Anteriormente, el doctor Alejandro Andersson, neurólogo y director médico del Instituto de Neurología Buenos Aires (INBA), explicó que los pacientes con Parkinson suelen responder bien a los medicamentos clásicos durante los primeros cinco años de la enfermedad. Entre los cinco y diez años, los pacientes pueden experimentar fluctuaciones motoras, rigidez o entumecimiento matinal, aunque lo sobrellevan. “Este producto, la Produodopa, está destinado a los pacientes con enfermedad de Parkinson avanzada”, comentó.

En tanto, también en 2024, un estudio publicado en el Journal of Medical Internet Research sugirió que bailar puede mejorar el estado de ánimo de las personas con enfermedad de Parkinson. Según los resultados, los pacientes que tomaron clases de baile durante varios meses experimentaron una disminución de los síntomas de la depresión, y los escáneres cerebrales mostraron cambios en las áreas relacionadas con el estado de ánimo.

El estudio incluyó a 23 personas con Parkinson, quienes tomaron clases semanales de baile durante ocho meses, ofrecidas por el programa Sharing Dance Parkinson’s de la Escuela Nacional de Ballet de Canadá. Las clases incluyeron desde ejercicios simples de piernas y pies hasta movimientos más complejos, como valses y bailes coreografiados.

Los resultados mostraron que, después de cada clase de baile, las tasas de depresión reportadas por los pacientes disminuyeron. Este efecto se acumuló, llevando a mejoras significativas en el estado de ánimo después de ocho meses de clases. Los escáneres cerebrales también mostraron que las señales de la circunvolución cingulada subcallosa (SCG), una región del cerebro relacionada con la depresión, disminuyeron a medida que los participantes continuaron bailando. Según Bearss, esto “significa que el SCG no funcionaba tan rápido como lo haría si tuvieras depresión”.

DeSouza añadió que este estudio es el primero en demostrar estos beneficios utilizando estos métodos de detección. Los investigadores sugieren que la danza tiene un doble beneficio: la música activa las señales de recompensa del cerebro, mientras que el movimiento estimula los circuitos sensoriales y motores.

Fuente: telam

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