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25/01/2025
Fuente: telam
La interacción entre ambas aporta evidencia sobre cómo las actitudes de los grandes simios podrían asemejarse a los de nuestra propia especie
>Se sabe que los humanos inventan gestos privados con las manos. Un nuevo estudio sugiere que los chimpancés salvajes también lo hacen.
Lo mismo le ocurre a Beryl, una chimpancé que vive en el Parque Nacional de Kibale, en Uganda, y a su hija pequeña, Lindsay. Cuando Lindsay quiere subirse a la espalda de su madre y viajar, pone una mano sobre el ojo de Beryl, un gesto que no se conoce que haga ningún otro chimpancé. Es su señal privada.
Van Boekholt observó el gesto por primera vez en 2022, durante su segunda temporada de trabajo de campo en una comunidad de chimpancés de Kibale llamada Ngogo. Los científicos han trabajado con ellos desde principios de la década de 1990; ahora los chimpancés están tan habituados que los investigadores los acompañan durante horas, a menudo observando desde solo unos metros de distancia, documentando sus vidas con íntimo detalle.
Cuando Van Boekholt vio que Lindsay ponía la mano sobre el ojo de Beryl, “era evidente que lo hacía para viajar”, dijo. “Eso despertó mi interés”. Hasta entonces no se había documentado ningún gesto semejante.
Van Boekholt y sus colegas revisaron grabaciones realizadas antes de que él llegara a Kibale. Las grabaciones mostraron que Lindsay empezó a hacer la señal de la mano sobre el ojo cuando tenía unos 3 años y medio. Al principio, el gesto no servía como petición para subir a la espalda de su madre y partir; eso empezó a ocurrir en torno a los 4 años y medio de edad.También se vio a otros chimpancés jóvenes de su comunidad hacer el movimiento, pero ninguno lo hizo con regularidad ni con la misma intención.Quizá esto llevó a la chimpancé a repetir la acción. Como la interacción se repetía una y otra vez, fue adquiriendo significado. Lo que empezó como una forma de molestar a mamá mientras la montaba se convirtió en un símbolo del paseo.
Algunos investigadores han sugerido que los gestos de otros grandes simios --la familia de primates que incluye a chimpancés, bonobos, orangutanes, gorilas y humanos-- son una parte fija de la herencia biológica de la especie. Si así fuera, los gestos serían un modo de comunicación relativamente limitado e inflexible, nada que ver con el lenguaje o los gestos humanos. Y como todos los chimpancés se basarían en la misma herencia, no habría casos de lo que los primatólogos llaman gestos “idiosincrásicos”, utilizados solo por uno o dos individuos.
Otros científicos sostienen que el aprendizaje social es primordial. Esto podría implicar observar e imitar los gestos de otros chimpancés. También podría implicar, mediante la negociación informal de ida y vuelta que se produce cuando dos individuos interactúan, la aparición de un entendimiento compartido en torno a un movimiento que originalmente no era comunicativo.“Solo hay un 1 por ciento de diferencia de ADN entre nosotros y los chimpancés, ¿verdad?”. añadió Pika. “Entonces, ¿por qué siempre nos inventamos estas grandes diferencias en vez de decir: ‘¿Qué cosas compartimos?’ Y compartimos gestos”.
Cat Hobaiter, primatóloga de la Universidad de St. Andrews en Escocia, quien no participó en la investigación, advirtió que el gesto de la mano sobre el ojo podría no calificarse técnicamente de idiosincrásico. Quizá sea simplemente poco frecuente. Pero está claro que “se plasmó en una expresión específica entre la madre y la hija”, dijo Hobaiter.Por supuesto, la historia de Beryl y Lindsay es solo un dato. Mientras los científicos reúnen más ejemplos, el código privado mano-ojo del par sigue siendo un conmovedor recordatorio de lo parecidos que son los chimpancés a sus parientes vivos más cercanos.
“No puedes evitar darte cuenta de lo humana que es esta interacción”, dijo van Boekholt, y añadió sobre Lindsay: “Me han dicho que sigue utilizándola hoy en día, aunque definitivamente ya se está haciendo demasiado grande para montar en el lomo de su madre”.
Fuente: telam