Miércoles 5 de Febrero de 2025

12/12/2024

El día que Libertad Lamarque se tiró de un balcón, el mito de su cachetada a Eva Duarte y el motivo de su exilio

Fuente: telam

La cantante y actriz argentina a quien llamaban “La novia de América”, murió hace 24 años en México, su país de adopción, a los 92 años de edad, después de haber protagonizado grandes películas, telenovelas y grabado 400 canciones. “Yo nací artista y artista me voy a morir, de eso estoy segura”, expresó en una de sus últimas entrevistas

>Le decían La novia de América. Había nacido en la Argentina, pero murió a los 92 años en México, país al que había conquistado mucho tiempo antes con su talento y su personalidad. Actriz y cantante, a lo largo de su carrera participó de unas 65 películas y grabó más de 400 canciones. Era bella y caprichosa. Y dicen que tenía alma de diva. Por eso, en su vida no faltaron ni los amores sufrientes, ni los escándalos mediáticos. Se llamaba Libertad Lamarque. Y, a 24 años de su partida, su estelaridad sigue tan vigente como siempre en el firmamento artístico.

Había llegado al mundo el 24 de noviembre de 1908 en Rosario, Santa Fe, en el seno de una familia humilde. Y fue su padre, un uruguayo llamado Gaudencio Lamarque, quien eligió su nombre en honor a las ideas anarquistas que difundía a través de pequeñas obras de teatro. De hecho, fue junto a él que Libertad comenzó a dar sus primeros pasos en la actuación cuando era apenas una niña. Y fue en su propia casa donde comenzó a cantar con su voz soprano, inspirada en la música que que sonaba a toda hora.

Su gran salto a la popularidad llegó de la mano de Tango!, la primera película sonora argentina, que se estrenó en 1933 y en la que compartió elenco con Tita Merello, Azucena Maizani -quien luego la ayudó a hacer su primera grabación para el sello RCA Víctor-, Pepe Arias y Luis Sandrini. De ahí en más, se convirtió en la actriz más taquillera de habla hispana. Basta recordar algunos films en los que trabajó para corroborarlo: Enséñame a vivir, La ley que olvidaron, Besos brujos, Madreselva, El alma del bandoneón, Puerta cerrada y La cabalgata del circo. Este último trabajo, por cierto, dio lugar al mito de “la cachetada” a Eva Duarte que vale la pena desarrollar aparte.

Lo cierto es que Libertad siempre negó que esa bofetada hubiera existido. Sí reconoció su malestar por las atribuciones que se tomaba Eva y por cómo esto afectaba su propio trabajo, aún cuando las tardanzas de la futura primera dama se debían a la tarea solidaria que hacía desde horas de la madrugada en Casa Rosada. Pero, consultada por Mirtha Legrand en uno de sus almuerzos allá por los años ‘90, la artista recreó la situación ocurrida en una de las jornadas de rodaje dejando en claro que solo le había hecho una irónica reverencia. Y nadie pudo acreditar que el altercado haya pasado de ahí.

“No hubo ni cachetadas ni palabras fuertes, pero mi disgusto fue evidente. Ella no cumplía con su trabajo y eso a mí me molestaba. Desde allí comenzaron a apartarme, no me nombraban en ningún lado”, explicó. Y es que, a partir de ese momento, Lamarque se sintió censurada y decidió exiliarse. Primero aceptó un contrato en Cuba, desde donde se lanzó como figura internacional, y después se instaló en México. Su primer trabajo en tierra azteca fue en la película Gran casino, de 1946, donde trabajó con el galán local Jorge Negrete bajo la dirección de Luis Buñuel. Y, desde entonces, dividió su vida y sus éxitos entre sus dos patrias: la de su nacimiento y la que adoptó por elección.

Ya de grande, Libertad se lamentaba por no haberse quedado “soltera toda la vida”. Había sido la mujer más amada del continente gracias a sus trabajos. Pero, como a toda diva, en su vida real no le había ido bien en el amor. Se había casado a los 17 años con Emilio Romero, un apuntador de teatro, con quien tuvo a su única hija: Libertad Mirtha. Pero el hombre era alcohólico y ludópata. Y la artista sufrió violencia de género a su lado. Eran tiempos en los que las mujeres no solían denunciar a sus maridos. Así que Lamarque entró en una crisis por la que intentó suicidarse tirándose por el balcón de un hotel de Chile, adonde se encontraba de gira. Se salvó porque un toldo amortiguó su caída. Pero, tras ese episodio, su esposo se llevó a la pequeña de ambos a Montevideo, Uruguay.

“La Argentina es mi tierra y México es mi cielo. La Argentina me dio a conocer al mundo y México prolongó mi carrera”, decía Libertad. Los últimos años de su vida, sin embargo, había decidido radicarse en el barrio de Coral Gables, Miami, Estados Unidos, donde había adquirido una amplia casa con piscina y jardín. Allí vivía con sus ocho gatos, a los que cuidaba con devoción. Aunque viajaba seguido a distintos puntos de hispanoamérica para hacer recitales o se instalaba por unos meses en el DF para grabar alguna que otra telenovela. Y fue allí, justamente, donde la sorprendió la muerte en plena actividad. Ella quería trabajar hasta el final de sus días. Y, tal como era su deseo, así sucedió.

Fuente: telam

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