21°C
Parcialmente nublado
06/08/2025
Fuente: telam
El intérprete, que conoció el éxito cuando grabó junto a Ry Cooder, murió el 6 de agosto de 2005, hace dos décadas, a los 78 años.
>“Si cuando era joven no me pasó esto, ¿por qué ahora de viejo?“, se preguntaba incrédulo Ibrahim Ferrer. Este miércoles 6 de agosto, se cumplen dos décadas de la muerte del intérprete que conoció la gloria “de grande”, de la mano del guitarrista Ry Cooder y del disco Buena Vista Social Club, que reunió a los mayores exponentes musicales de Cuba como Rubén González, Compay Segundo, Omara Portuondo, Barbarito Torres y Eliades Ochoa, entre otros, para mostrarle su talento al mundo.
Había nacido el 20 de febrero de 1927 en la provincia de Santiago de Cuba. Dicen que su madre, Aurelia Ferrer, dio a luz en un salón de baile, tal vez, en un deseo inconsciente de marcarle su destino. Porque la realidad es que, con apenas 12 años, Ibrahim quedó huérfano. Entonces tuvo que dejar sus estudios para trabajar como peón de albañil, carpintero y pintor. Hasta que, finalmente, encontró en la música la manera de salir adelante.
Se casó con Norma Kindelan Ribeaux, con quien tuvo seis hijos: Norma Ivis, Marlen, Iris Estrella, Clara Elena, La Vigy e Ibrahim Jr. Cabe aclarar que este último, que vivió muchos años en la Argentina y era habitué de los reductos salseros de Buenos Aires, siguió los pasos de su padre como cantante continuando su legado mucho después de su partida. Sin embargo, por aquellos tiempos, la vida no era nada fácil para Ferrer, quien desde 1957 se había instalado en La Habana.
En 1991, en tanto, decidió retirarse de la actividad artística. Ya estaba cansado de patear escenarios. “Decía que no quería seguir más, porque ya con tantos años qué iba a estar luchando por cantar un bolero, si me estaban diciendo que mi voz no servía para eso”, contó. Así que dejó su antigua casa para mudarse a una más pequeña, que pudiera pagar con su modesta pensión. Y cuentan que se lo llegó a ver lustrando zapatos en la calle para juntar algunos dólares que, gracias a la habilitación del turismo en la isla con el que se intentaba contrarrestar los embates económicos del bloqueo, le permitieran tener un pasar más digno durante su vejez.
Lo cierto es que estaba recluido en su hogar, en el que nunca faltaban las imágenes de orishas afrocubanos como Babalý Ayé, sincretizado en San Lázaro para la religión católica, y las ofrendas para éstos como el infaltable ron, la miel, las flores y el perfume, cuando sus amigos vinieron a buscarlo con una propuesta imposible de rechazar. “Juan de Marcos González se apareció porque me necesitaba para una grabación. Yo le dije que ya no quería cantar más, que estaba desilusionado. Me dijo: ‘Mire, la única persona que me hace falta es usted. Además, vaya, se va a ganar cincuenta fulas (dólares)’”, contó Ferrer.Pero la historia no se terminó ahí. En 1999 Ry Cooder regresó a la isla a buscarlo junto a Nick Gold, director de World Circuit, y al ingeniero de sonido Jerry Boys, con la intención de grabar su primer trabajo como solista: Buena Vista Social Club Presents Ibrahim Ferrer. “He logrado lo que siempre yo anhelaba: que mi nombre saliera en la portada de un disco. Yo ya me conformo con eso”, confesó emocionado en aquel momento. Y aseguró: “Es un sueño de juventud realizado ”.
En 2003, en tanto, editó el álbum Buenos Hermanos. Y en 2005 estaba en plena actividad, presentando el disco Mi sueño. A bolero songbook, su primer trabajo exclusivo de boleros con temas que había seleccionado minuciosamente, cuando la muerte lo sorprendió. Venía de una gira por Europa y empezó a sentirse mal. En el avión había manifestado que le faltaba el aire. Así que, cuando llegó a la capital cubana, quedó internado en el hospital donde falleció a los 78 años.
Fuente: telam