Viernes 9 de Mayo de 2025

26/03/2025

A 20 años del crimen perfecto en “el pueblo de los infieles”: las dos pistas que se descartaron porque prevaleció el móvil sexual

Fuente: telam

En marzo de 2005 se produjo el primer asesinato en la historia de Dennehy, un poblado ubicado a 240 km de la ciudad de Buenos Aires de apenas cien habitantes. La víctima, un peón de 27 años, mantenía una relación prohibida con la mujer del único detenido por el hecho. En un fallo judicial inédito, que estuvo cargado de alto contenido erótico, la justicia absolvió al acusado

>Tras una calurosa madrugada en Dennehy, un pueblo bonaerense ubicado a 240 kilómetros de la Capital Federal, sus 100 habitantes despertaron el 10 de marzo de 2005 con una noticia que los dejó perplejos: se había producido el primer crimen de su historia.

A pesar de que es muy común que durante las noches de verano los vecinos duerman con las puertas y ventadas abiertas para mitigar las altas temperaturas, nadie vio ni escuchó nada. Pero los rumores se esparcieron rápidamente. “No fue un robo. Fue una ejecución”, murmuraron entre ellos.

Por el hecho, culparon a Clemente Villegas, un peón de campo de 32 años que vivía y trabajaba en Dennehy. Era el mejor amigo de la víctima y todos sabían que el difunto mantenía relaciones sexuales prohibidas con Lorena Valbuzzi (28), mujer del acusado, y otras tantas más.

Más allá de que esa declaración podía servir como móvil del crimen, no había pruebas en su contra. “Éramos amigos, éramos como hermanos”, dijo el peón de campo al declarar en la comisaría el 6 de agosto.

Después de ese día, Villegas contó que fue detenido reiteradas veces, golpeado e intimidado por los efectivos durante semanas. Lo subían al patrullero mientras hacía mandados. Lo esperaban en el trabajo y lo llevaban a declarar a toda hora con cualquier excusa.

La principal hipótesis que manejaban los investigadores era que Villegas, “el cornudo”, se había hartado de las infidelidades de su esposa y había matado a Palacios por celos. Todo apuntaba a un crimen pasional.

A Villegas le prometieron que si admitía haber disparado a Palacios porque éste había sacado primero el cuchillo, el fiscal de Mercedes a cargo del caso, Ignacio Gallo, le iba a “dar una mano” por ser en defensa propia. Y como el arma homicida no aparecía, hicieron figurar en el expediente que su tío Pedro Villegas había actuado como cómplice escondiendo el revólver con el que había cometido el crimen.

Y lo que resultó mucho más extraño aún es que Villegas mencionó haberse cruzado esa noche con Walter Arce, un ex policía de la Bonaerense exonerado de la fuerza por motivos que él no dejaba que se conocieran, y nadie se animó a seguir esa nueva pista de investigación.

Arce, que también había trabajado como enfermero en la salita de primeros auxilios de Dennehy, contaba con oscuros antecedentes: abusó, fotografió y filmó películas pornográficas con al menos dos hermanas de 11 y 17 años, que ahora son adultas. Una de ellas era la esposa de Villegas y la otra su cuñada. Era un secreto a viva voz, ya que él mismo se jactaba de eso, al igual que siempre iba armado por el pueblo.

Hablar de Lorena Valbuzzi en Dennehy era como agitar un avispero. El pueblo entero tenía una historia amorosa con ella. Al menos eso decían. Peón, enfermero, camionero, policía. La lista era larga y el tono siempre el mismo: burlón, malicioso y morboso.

Pero a Clemente no le importaba. La amaba con la terquedad de los hombres nobles. “Podrán decir cualquier cosa de ella, pero a mí me hace feliz. Será cualquier cosa, pero yo la quiero con locura”, declaró frente a las cámaras de televisión que se hicieron eco del caso.

El juicio oral contra Clemente Villegas, acusado de “homicidio agravado por alevosía”, se llevó a cabo el 3, 4 y 5 de diciembre de 2017. Durante tres días desfilaron más de 60 testigos. Todos sabían algo, todos ocultaban algo. El rumor era más fuerte que cualquier evidencia.

Y entonces, llegó la sentencia. Tras repasar más de 60 testimonios, el juez Eduardo Costía fue el encargado de leer el fallo que absolvió a Villegas. “En Dennehy hay tantas infidelidades y tantos amores cruzados que cualquier ser humano sexualmente activo podía ser el asesino”, aseguró.

Además, la sentencia ofreció una perspectiva sexual inédita y de alto contenido erótico. Y así lo explicó el juez Costía: “Dennehy parece un villorrio rural más acorde a una casa de citas que con un solar de nuestras pampas”. Para la justicia, en ese pueblo abundaban los encuentros sexuales clandestinos y Villegas no podría ser el único sospechoso.

El testimonio que aportó Sandra Villegas, prima del acusado, durante una entrevista con el Semanario Extra, de 9 de Julio, también se pasó por alto.

Nadie investigó ese dato. Nadie quiso escarbar más. “Ángel andaba en otra cosa… en algo raro. Lo han visto a las tres de la mañana, en la oscuridad, caminando por la estación. ¿Qué hacía a esa hora? Recibía algo o lo iba a buscar. A Angelito lo callaron”, sentenció Sandra al poner como ejemplo que la estación de trenes, el único punto de entrada y salida, era un lugar de “entregas” extrañas al que la policía nunca iba.

A 20 años del crimen, el caso sigue despertando tanto interés en la opinión pública porque tuvo lo que Truman Capote señalaba como un éxito en sus historias. Tenía las tres ‘S’: sangre, suspenso y sexo”, aseguró el abogado López Carribero, que escribió el libro Asesinato perfecto en el pueblo de los infieles, inspirado en lo ocurrido en Dennehy.

Hoy, el caso sigue sin resolución. No hubo más detenciones. No hubo juicio nuevo. No hubo culpables. “Sé quién y por qué asesinaron a Palacios, pero jamás lo diré”, sentenció López Carribero, al referirse al primer asesinato del pueblo; que quedó impune no por meticulosidad, sino por abandono.

Fuente: telam

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