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05/02/2025
Fuente: telam
En su libro “El arte de ser humanos” cuenta qué pasa con el cerebro cuando nos ocupamos de una disciplina o de la otra. Y hace propuestas
>David Bueno reivindica el ‘homo artisticus’ que todos los ciudadanos llevan dentro en su ensayo El arte de ser humanos, ganador En la presentación este lunes del libro, que publica la editorial Destino, Bueno ha indicado que se refiere al ‘homo artisticus’ “no como una metáfora”, sino como reclamo de “la necesidad de poner la creatividad y el pensamiento crítico en el centro de la educación”.
Bueno ha confesado que este ensayo lo tenía en la cabeza desde 2010 y que nació de “la necesidad de integrar todo lo que hacemos en la vida de una manera más global”.De forma “provocativa”, Bueno comienza el libro con la advertencia de que “contiene capítulos de lectura prohibida”, pensando en “aquellos científicos a los que no les importan las humanidades, o en los humanistas a los que no les interesa la ciencia, como en cierto momento dijo Sartre”.
En el trasfondo de su teoría, hay una realidad, “el cerebro funciona de la misma forma cuando estamos haciendo un trabajo científico que cuando miramos un cuadro o leemos una poesía”, señala Bueno.
Sostiene que “las artes son una herramienta fundamental para potenciar habilidades como la creatividad, la memoria, la atención y la socialización” y además “el arte es la única característica que nos define como especie biológica, algo que los primates, aun con inteligencia, no son capaces de hacer”.En un repaso de la evolución humana, el científico destaca como un hito el cambio que se produjo en la laringe, lo que permitió que el lenguaje humano fuera más complejo y al mismo tiempo también aparecieron las primeras pinturas rupestres.A partir de entonces comenzó la carrera tecnológica de la especie humana, las primeras creencias filosóficas o místicas y los primeros enterramientos.El planteamiento de Bueno tiene, a nivel educativo, “un potencial increíble”: propone la integración de las artes en la escuela como instrumento para desarrollar habilidades cognitivas, emocionales y sociales, para favorecer una formación más rica y equilibrada.Bueno propone esa interrelación entre todas las artes, incluidas la filosofía y la ciencia, puesto que “nuestro cerebro trabaja de forma integrada de manera innata”.
En el ensayo, el científico y divulgador pone ejemplos de esta integración artística, de la filosofía, la poesía, la música clásica, que Bueno disfruta más si la escucha en directo, o el rock and roll.Acaba el libro con el lenguaje escrito, “el único que no es instintivo, y en este campo la poesía es uno de los máximos exponentes de esta creatividad”.
(Fuente: EFE)Fuente: telam