Jueves 26 de Diciembre de 2024

30/11/2024

Educación: el conocimiento no es un puerto sino una navegación

Fuente: telam

El pensamiento crítico, la innovación y el debate abierto son esenciales para el desarrollo educativo

>Como tantas veces se ha dicho, una cosa es la academia y otra la política. En última instancia ambos planos se complementan en el sentido que tal como reza el precepto bíblico en Isaías 1-9 indefectiblemente toda buena idea produce su natalicio en un pequeño grupo que luego se va extendiendo hasta tocar el ámbito político para ejecutarse.

Esta concepción anacrónica define el atraso y la enemistad con el progreso moral y material, la historia de la humanidad hubiera sido la del retroceso más brutal de haberse seguido este sendero. Las cosas del pasado no necesariamente hay que endosarlas al futuro, este es el problema de la frecuente y malsana costumbre de extrapolar lo pasado e imponerlo al futuro. La historia no es un proceso lineal inmutable lo cual no quiere decir abstenerse de aprender de ella al efecto de no repetir errores, afortunadamente lo que viene no es la reiteración de lo que fue para así abrir cauce a nuevos desafíos y posibilidades lo cual no quita que se sea prudente en las transiciones y se tenga muy en cuenta el estado de la opinión pública y no contemplar sólo lo deseable sino con gran perspicacia aplicar y adoptar lo que resulte posible y oportuno en cada instancia.

El manejo que viene haciendo el actual gobierno revela gran capacidad para mantener lo crucial en materia educativa sin desmoronar el equilibrio fiscal con una proeza en vetar lo que no tiene contrapartida para erogaciones adicionales en un cuadro de situación de permanentes palos en la rueda e incomprensiones. Un equilibrio presupuestario que con tanto éxito se ha logrado en un notable contexto de haber reducido el gasto público en un treinta por ciento en términos reales en poquísimo tiempo de gestión y una tendencia que marca una decidida reducción en la incendiaria inflación que heredaron ahora en medio del descubrimiento de curros purulentos instalados por gobiernos anteriores que se ponen en evidencia y constantes e imprescindibles desregulaciones en un medio que ha revertido con firmeza el desorden y el caos que reinaban en las calles. Todo con muchos proyectos bienhechores en carpeta para próximas realizaciones. El gobierno es consciente de los sufrimientos que aún se padecen debido al embate horripilante de las administraciones anteriores que irán amainando a medida que las nuevas políticas vayan surtiendo efecto cada vez más generalizado.

Lo dicho para nada quiere decir que debemos paralizar las ideas y dejar de proponer nuevos paradigmas para el momento que les toque aunque este sea de lejano cumplimiento. En este sentido he escrito ensayos y artículos en diversos medios académicos y periodísticos sobre mis propuestas que no comprometen a nadie más que a mi persona con la ilusión de abrir nuevos debates y escuchar atentamente los pro y contras de mi análisis, por supuesto siempre con argumentos y completamente ajenos a esquemas cerrados, embretados y encajados en el pasado. Como tantas veces he puntualizado, bajo mi computadora tengo un inmenso letrero que reza nullius in verba que es el lema de la Royal Society de Londres que se traduce en que no hay palabras finales. Esa es la historia intelectual de la tradición de pensamiento liberal: estar en la punta de la silla con atención especial en mejoras y distintas formulaciones que surgen de escarbar y escudriñar avenidas diferentes y más fértiles, por eso uno de mis libros se titula En ebullición, lo contrario -el anquilosamiento- es la contracara del espíritu del liberalismo de todas las épocas.

El conocimiento está constituido por corroboraciones provisorias, abiertas a refutaciones. Todo el recorrido del saber de la humanidad consiste en una serie interrumpida de refutaciones que han permitido nuevos saltos cuánticos para bien del ser humano.

Y no exclamen los de la mala fe que todos los liberales concuerdan con mi agenda y contenidos de propuestas, pues como he dicho en distintas oportunidades los liberales no somos una manada y detestamos el pensamiento único por lo que bienvenidas las disidencias para despejar y aclarar diferentes perspectivas. En estas lides hay sugerencias variopintas y todas deben ser examinadas y reexaminadas y, como queda consignado, nada es estanco, se trata de un constante movimiento dinámico. En nuestro caso argentino actual, como queda dicho, es recomendable separar lo posible y conveniente hoy respecto a visiones de futuro sujetas a cuidadosa revisión, pero en todo caso nunca la parálisis y las pesadas cadenas mentales que enceguecen… como reza el proverbio que enfatiza la trascendencia de las mentes abiertas: “La mente es como un paracaídas, solo funciona si está abierto”.

Las confrontaciones rigurosas se han traducido en pasos gigantes que apuntan al avance de la civilización porque como ha escrito el profesor austríaco en la Universidad de Georgetown y colaborador de la estadounidense National Review, Erik Kuehnelt-Leddihn: “Si se quiere llegar a la fuente necesariamente debe nadarse contra la corriente”. Y para terminar con algo de humor que ya he citado antes en una de mis presentaciones, cierro con un pensamiento magistral de Cantinflas que define y traslada a una píldora un aspecto medular en la lucha que estamos empeñados los liberales: “Una cosa es ganarse al pan con el sudor de la frente y otra bien distinta es ganarse el pan con el sudor del de enfrente”.

Fuente: telam

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