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29/10/2024
Fuente: telam
Los mandatarios de los BRICS, Lula da Silva, Vladimir Putin, Narendra Modi, Xi Jinping y Cyril Ramaphosa juntos suman 365 años. Ese grupo de países, junto a EEUU, gobernado por Joe Biden, concentra el 48,9% del PIB mundial
>En un mundo donde la longevidad es cada vez más común, los líderes que controlan casi la mitad de la economía mundial superan los 70 años.
Pero esta abrumadora cifra se enfrenta a un “problema”, como muchos analistas lo consideran: el de una gerontocracia sin precedentes en la historia.
Con un promedio de 74 años entre los mandatarios de estos países, el “peso de la edad” en el poder parece evidente. Lula da Silva (78 años), Vladimir Putin (71), Narendra Modi (74), Xi Jinping (71) y Cyril Ramaphosa (71), juntos suman 365 años, y a ellos podría añadirse el presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan (70), quien ha solicitado la integración de su país en los BRICS.
El fenómeno plantea interrogantes sobre la influencia de esta élite envejecida en la economía global. Los expertos sostienen que el envejecimiento natural trae consigo cierta cautela en la toma de decisiones. Según José Manuel Amor, socio director de AFI, “los líderes mayores no se lanzan a innovar, la estrategia suele estar en el corto plazo”.
Por su parte, Carlota García Encina, investigadora principal de Estados Unidos y Relaciones Transatlánticas en el Real Instituto Elcano, observa una creciente inquietud entre la población estadounidense por la avanzada edad de sus líderes. “En los electores americanos hicieron mella las caídas de Biden, sus olvidos, y estaba la duda de si aguantaría el intenso y duro rally electoral”, asegura Encina. Estas preocupaciones evidencian que, en Estados Unidos, la imagen física de los mandatarios aún juega un rol crucial en la percepción pública.En Europa, la experiencia y la edad suelen ser consideradas activos valiosos; sin embargo, este enfoque genera tensiones en una sociedad que también enfrenta los desafíos del envejecimiento. “Estados Unidos posee una larga y poderosa tradición de veteranos de guerra”, recuerda Puyol a Ethic, y por eso la juventud sigue siendo una aspiración.
En palabras de Mauro Guillén, sociólogo y profesor de la Universidad de Pensilvania: “Le apuesto a que nuestros hijos verán a personas de 90 y 100 años trabajando. No debemos caer en el edadismo”.La mayor longevidad en los países desarrollados plantea una pregunta clave: ¿Hasta qué punto la experiencia de los mayores sigue siendo un activo indispensable para la toma de decisiones?.Esta mayor reticencia a innovar, motivada por un instinto de preservación, podría influir en la agenda política y económica de los BRICS y Estados Unidos.
Sin embargo, a pesar de la mayor salud física y mental que caracteriza a esta generación longeva, la presión sobre los jóvenes para integrarse al mercado laboral es cada vez mayor. Como reflexiona el sociólogo Mauro Guillén, “la mayor longevidad implica que hay más personas de edad avanzada y, por lo tanto, esto se verá reflejado en todos los aspectos, incluidos políticos, consejeros delegados y gestores empresariales”.
Con esta perspectiva, surge una pregunta incómoda: ¿Es deseable trabajar hasta los 90 o incluso los 100 años? Guillén apunta que la tecnología permitirá extender la vida laboral, pero se pregunta si eso es “lo que esperamos de la vida”.La acumulación de poder económico y político en manos de esta élite envejecida plantea dudas sobre la capacidad de estos líderes para responder a un mundo en constante cambio. En palabras de José Manuel Amor, “los mayores son más conservadores y les cuesta adaptarse a los cambios. Lo que ignoramos realmente es el mundo al que vamos”.Este dilema se refleja en el creciente peso del PIB mundial que los BRICS y Estados Unidos controlan, y que, según la paridad del poder adquisitivo (PPA), representa el 49,1% de la riqueza del planeta.
La longevidad y el envejecimiento de los líderes traen consigo nuevas preguntas sobre el futuro de la política global y el rol de los jóvenes en un mundo donde los mayores ocupan las posiciones de mayor influencia. Tal vez, como sugieren los analistas, este sea uno de los logros más grandes del siglo XX, aunque al igual que la tecnología, plantea interrogantes esenciales sobre el rumbo que tomará la humanidad.
Fuente: telam