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03/08/2024
Fuente: telam
Candelaria Schamun narra en “Ese que fui” cómo descubrió su identidad y todo los prejuicios que hubo de atravesar. A continuación, Infobae Cultura publica un fragmento de este vívido relato
>En su libro Ese que fui, la periodista Candelaria Schamun, nacida en 1981 en La Plata, ha trabajado como periodista desde 2008 y tiene una experiencia sólida en reportajes de casos policiales, incluyendo una destacada investigación sobre el asesinato de Candela Sol Rodríguez, titulada “Cordero de dios”. Ahora, su obra más reciente se adentra en la esfera personal, abordando un tema que ha marcado su vida de manera profunda.
La autora se sumerge en sus propios recuerdos y en las complejidades de su pasado, en un intento de reconciliación con su identidad y con su madre. Candelaria revela cómo descubrió aspectos ocultos sobre su identidad de género y sexualidad, factores que, a lo largo de los años, la enfrentaron a múltiples desafíos. En el libro, menciona: “Si me expongo, es para dejar testimonio del daño irreparable e irreversible que hizo la medicina sobre mi cuerpo. Y es, entre otras razones, para exigir que dejen de mutilar a niños y niñas en nombre de la normalidad médica”.A través de entrevistas con médicos, parientes, exparejas, activistas y otras personas con experiencias similares, la autora revela la magnitud del borramiento y la discriminación sufridos por las personas intersex. Esta obra no solo es una denuncia contra las prácticas médicas obsoletas y crueles, sino también un llamado a la sociedad para aceptar y respetar las diversas identidades de género.
Infobae Cultura publica a continuación un fragmento de este libro busca mover conciencias y generar debates necesarios sobre la identidad de género y los derechos de las personas intersex en nuestra sociedad.
Antes de irse al hospital, mamá llamó a papá a la casa central del Banco de la Provincia de Buenos Aires.
—Vení urgente, Esteban se nos muere.Mamá también llamó a Poliya, en los momentos difíciles siempre se refugiaba en su hermana.
Le dijo llorando:Le pidió a la abuela María que cuidara a los chicos porque no sabía cuándo regresaría. Por los nervios no pudo seguir manejando. Entonces dejó la rural Ford Falcon y siguió en taxi. Esas veinticuatro cuadras que separaban la casa del hospital se le hicieron interminables. Entraron por la explanada principal sobre la calle 14. En la puerta, la esperaba el jefe de la Sala II. Entregó el niño al médico, que corrió con él en brazos.
Poliya llegó a La Plata y se fue directo al hospital.Poliya sacó un rosario de la cartera y las hermanas comenzaron a rezar. Mamá pasó trece días con sus noches en el mismo banco esperando novedades. Entraba a la sala, lo acariciaba con su mano pesada, hablaba con los médicos, usaba el teléfono público para conversar con sus amigas y contarles las novedades. De tanto hablar estaba afónica.
Papá se dividía entre el empleo en Buenos Aires y el Hospital de Niños.Cecilia y mamá tenían muchas coincidencias: casi la misma edad y ambas habían nacido en Chivilcoy. Ella será la salvadora: la que encuentre el diagnóstico.
—Analizamos todos los resultados de los análisis genéticos y clínicos, y concluimos el diagnóstico. Tendrá que tomar medicación de por vida para controlar los valores normales. Y además la patología alteró los genitales externos: su hijo no es varón. Son padres de una niña.
—El estudio citogenético muestra una constitución cromosómica femenina normal, 46XX. Primero debemos encontrar la dosis justa de medicación para estabilizarla. En paralelo hay que operarla a la brevedad para corregir los genitales externos. Por el grado de virilización la vagina está muy arriba, para llegar a ella debemos hacer un abocamiento. Además hay que reconstruir el clítoris para achicarlo y llevarlo al tamaño normal.
—Necesito un conjunto para una beba de dos meses.
Remeritas y pantalones rosas —pidió mientras avanzaba por los percheros—. ¡Y este vestidito también lo llevo!—Queremos que sepan que Esteban en realidad es una nena. Tienen una hermanita y se llama María Candelaria.
Cuando supo les dijo a Juan Martín y Ana Clara, sus hijos:
Mamá llamó por teléfono a Poliya y le contó:
[Fotos: Archivo personal de Candelaria Schamun / Franco Fafasuli]
Fuente: telam